miércoles, abril 12, 2017

Un Cuento Para Dormir: La Justicia De Un Panadero

En el pintoresco pueblo de Estragón, la gente vivía cómodamente. No tenían mucho dinero pero eran felices (ahora les explico porqué no eran del todo), todo quedaba cerca y no había necesidad de ir muy lejos para conseguir todo lo que la canasta familiar necesitaba. Tenían campos amplios con muchas veredas en las cuales cultivaban básicamente todo. Un moderno sistema de regado era aprovechado para servir de agua y alcantarillado a la población. Eran parte del reino de Canterbury, el cual era liderado por un rey que todos tenían conocimiento que no era la mejor de las personas pero hacía increibles fiestas para todos los pueblos aledaños. Su reinado sólo tenía un problema: la delincuencia que existía en el pueblo, el cual saqueaban todo y nuestra dulce gente demoraba siempre algunos meses para levantarse totalmente de los robos. Al principio, no eran tan constantes, ahora 2-3 veces al mes, era el pan de cada día por lo que la gente ya no producía tanto como antes para no sufrir los estragos de la delincuencia.

Nuestra historia inicia con un personaje bastante sabio, ya con varios años en los cuales ha tenido que sobrellevar las inclemencias que ésto conlleva. Achaques, pérdida de la visión pero un gran corazón que tiene más ganas de vivir que cualquier joven de hoy en día. El Señor Ganthis era un noble panadero de hace muchos años, el cual ya era algo de familia y con amplio reconocimiento en el pueblo y el reino. Desafortundamente nuestro amigo gracias a su edad ha sido algo abandonado por quienes trabajaron fervientemente. El paso de los años le ha quitado algo de felicidad, pero aún así el considera que hay muchas razones para seguir adelante. Dice que hasta el último de sus días, seguirá brindándonos todo tipo de panes gracias a su horno de leño el cual convierte cualquier masa en la más suculenta de las delicias.

-Lástima las ganancias no son las mismas. Esta delincuencia ha acabado la razón de éste pueblo y el rey simplemente se sienta a esperar que llegue el día del tributo. No ha sido capaz de hacer algún descuento. Es como si no le importara...

Y desafortunadamente, así era. Siempre se cobraba el tributo, les decían que la delincuencia era cada vez peor y que era más dificil pagarlos. El que no pagaba el tributo era expulsado del pueblo, sin derecho al regreso.

Así fueron las cosas, la gente iba abandonando el pueblo no por expulsión del tributo, sino porque ya sentían que en otros pueblos aledaños no había delincuencia y se podía trabajar mejor. Nuestro amigo Ganthis no quería irse, ya que decía que aquí estaban los mejores años de su vida.

Llegó el día mas esperado por todo el pueblo. La Gran Feria. Era motivo de felicidad, ya que todos sus habitantes se vestían de colores y había mucha música, bebida y comida para todos (además que las ventas eran muy buenas) así que todos se iban muy felices. Era razón suficiente para levantarse rápidamente de meses de poca venta. Nuestro amigo Ganthis preparó los mejores manjares: pan suave con bocadillo, pan con queso, pan con arequipe, galletas, croissants y tornillos. Le había tomado muchos meses preparar un nuevo tipo de masa, el cual quería utilizarla para la feria pero no le dió tiempo para cocinarla. Era un receta que había pasado de generación en generación, la última que le había dado su padre antes de morir.

La Gran Feria empezó y los bailes no se hacían esperar. Era mucha felicidad por parte de todos, ya que tenían tiempo que no la pasaban tan bien. Lamentablemente, pareciese que la felicidad para nuestros amigos no era algo permanente. Llegó la delincuencia, mas conocida como los Looters. Estas personas golpeaban e iban robando todo lo de valor que encontraban a su paso. La Gran Feria, un golpe directo a la economía y felicidad de nuestras personas. Violaron niños y ancianos, golpearon mujeres y mataron a algunos adultos. Nuestro amigo Ganthis, fué también víctima de ellos: fue golpeado, su tienda destruida y sus panes arrasados.

-Afortunadamente no fué la receta secreta la que se llevaron. Esos panes puedo volverlos a producir. Lástima quede muy golpeado, ahí se fueron muchos de mis ahorros.

Ganthis sabía que los Looters volerían así que fue al bosque oscuro a reunir una pócima la cual mataría instantáneamente a quién la ingiriese. Sabía que era la forma perfecta de eliminar a los Looters, asi que reunio la pócima secreta: Veneno de cobra, viuda negra, sangre de escorpión y saliva de tarántula brasilera.

Esa noche Ganthis preparó la masa con la pócima secreta. Sabía que la próxima Gran Feria era el golpe. Así fué, guardo la masa y los meses pasaron. Los Looters venian regularmente pero nuestro amigo se encontraba preparado, así que los golpes que daban no eran tan fuertes. Llegó el dia de la Gran Feria y nuestro amigo preparo los panes envenenados. Espero pacientemente a que llegaran y llegaron los Looters, pero con tan mala suerte contó que quienes murieron envenenados fueron algunos aldeanos foráneos que vinieron de otras aldeas a probar los suculentos manjares. Cómo se armó un desorden gracias a los Looters, éstos no saquearon la tienda de Ganthis.

-Es extraño. Presiento que me han tendido una trampa.- Exclamó nuestro amigo Ganthis. La suerte claramente no estaba del lado de Ganthis. Las autoridades del reino le habían colocado una condición a Ganthis: ya que tenia avanzada edad, no lo iban a condenar especificamente.

-No pues, que vamos a hacer con éste reino... ¡Me han perdonado! ¡Es lo mismo que estar muerto! Tengo que irme de mi pueblo, abandonar todo gracias a la incompetencia de sus funcionarios, ya que gracias a la inseguridad he caido en desgracia!

-Bueno Sr Ganthis, es lo que tenemos para usted. No podemos hacer más. O se acoje a la justicia, o se va del pueblo, sin posibilidad alguna de llevarse algo.

Nuestro amigo no tuvo más opción que irse del pueblo. Pensó que igual, podía iniciar de cero, aunque no sería lo mismo pero todo era posible. Igual, irse del pueblo significaba que no más saqueos, injusticias y demás.

-Me iré del pueblo. Gracias Sr Juez.

Y así, Ganthis se marchó. Dejó todo. No tendría que ver nunca más el reino de Canterbury.

Ganthis llegó a una vereda a unos 10Km lejos de Estragón. La nación de Insirdulf era conocida por acoger a los forasteros y darles ciudadanía inmediata. ¡Era como si la suerte hubiera regresado!.

-Menos mal encontré un buen lugar. Aquí me haré de nuevo con los mejores manjares.- ¡Y así fue! Pasaron los meses y abrió una tienda, la cual tenía los mejores panecillos de toda la vereda.

Cierta noche, Ganthis filosofando, sostenía que debía hacer justicia. Se puso de acuerdo con el ayudante de la tienda para cobrar venganza por aquellos que le habían hecho daño. Lo envió al pueblo, pasaron 2 meses y finalmente llegó. Le entregó toda la información que necesitó, además de cosas nuevas que no sabía.

-Bueno Señor Ganthis, le traigo noticias no tan buenas a decir verdad. No le va a gustar.

-Tengo todo el tiempo del mundo.

-Bueno Señor Ganthis, los Looters no es lo que usted cree. Ellos son enviados del rey, son servidores directos del reino. Usted cayó en una trampa, ya que uno de sus fieles servidores va a las casas de todos los que habitan el pueblo a ver que están haciendo. El mismo rey hizo invitaciones esa ocasión para que no llegaran sus saqueadores, y cómo el rey vio que usted se estaba empezando a dar cuenta de sus planes, prefirió expulsarlo.

-Desgraciado... ¡Cómo fué capaz de hacerme eso! ¡Tantos años sirviéndole con mis mejores meseros, panaderos, sirvientes... Todo para nada!

-Eso no es nada Señor Ganthis. El rey también fué responsable de que usted perdiera su negocio, porque el hijo del rey también tenía una panadería y no le iba nada bien, así que le dijo a los contratistas y proovedores que no negociaran con usted o mataban a sus familias. Además, por un ataque de los lobos salvajes del norte, usted perdió a su esposa, no en un accidente como le habían hecho parecer.

-Esto no se va a quedar así... ¿Qué podemos hacer al respecto? -Exclamó Ganthis. -Bueno Señor Ganthis -dijo su ayudante- la hija del rey se casará pronto, y no tienen panaderos. Podríamos hacer algún tipo de negociación.

-Así será. Envenenaré a la hija del rey y le haré saber que me encuentro aquí. Le haré algo que no esperará.

El plan de Ganthis se llevó a cabo. La hija del rey se casó y en la fiesta invitaron a muchísimas personas. Probaron los mejores manjares y la hija del rey al probar el mejor pan de la región, murió instantáneamente. El rey deplegó todas sus tropas, destruyendo prácticamente cualquier pueblo a la redonda. El pueblo de Estragón sufrió muchísimo, ya que murieron personas por los ataques del rey.

-¡Aquí estoy Rey de Carterbury! Ven cuando quieras... -Exclamó Ganthis. Parecía ser su última carta, una trampa la cual no podría resistir.

Así fue. El rey se dió por enterado que nuestro amigo Ganthis vivía en la vereda a 10Km de Estragón, asi que decidió ir personalmente entre su séquito de Looters. Ya que Ganthis sospechaba que el rey vendría, preparó al pueblo. Hicieron una Gran Fiesta, y como sospechamos, llegaron los Looters a una región a la que la delincuencia nunca había llegado. Claramente los recibieron con palos, piedras, cerrando todas las salidas así que no tenían escapatoria. Murieron todos los Looters finalmente, de las formas más brutales posibles.

Quedaba uno solo el cual después de muchas piedras, casi moribundo, aún tenía su máscara puesta. Una voz entre la multitud dijo:

-Yo te conozco Rey de Canterbury. Eres malo, despiadado, así que ésta es tu paga por todo lo que has hecho. Tu hija murió por comerse un roscón de bocadillo, el mejor de la región, pero con el veneno de bosque oscuro mas letal. Tu hijo esta entre los cadáveres, mira a ver si lo reconoces.

-¿Ppero cómo es ésto posible? Eres un malnacido desgraciado... Muéstrate! Dijo el Rey, ya en su último lecho, totalmente ensangrentado.

Ganthis se mostró. -¿Qué esperabas? Fuiste resultado de tus acciones. Pensaste que haber matado a mi esposa Dulzenovskha, acabado mi negocio y haberme desterrado del pueblo que tanto quise a pesar de todo lo que me hiciste, era mi fin? Aquí me tienes, y éste es tu fin.

El Rey se molestó muchísimo, y al intentar levantarse, una turba enardecida lo golpeo sin consideración con palos. Una última piedra, directo a la garganta, hizo que éste se ahogara en su propia sangre. Ni las moscas fueron a donde el Rey, ya que por fin había muerto.

-Creo que la justicia viene, tarde o temprano amigo mio. -Le dijo Ganthis a su ayudante. -Finalmente todos podrán descansar en paz.

Pasaron meses, y en todos los reinos se respiraba un aire de paz y tranquilidad. Finalmente, la felicidad era completa. No se habían reportado saqueos ni nada por el estilo. Ganthis una mañana le dijo a su ayudante: -Es hora de hacer la receta secreta amigo mio. Probarán todos algo diferente.

El ayudante estaba algo preocupado, ya que Ganthis esa mañana se había levantado un poco desganado. Igual, Ganthis siempre lucía radiante, lleno de energía y esperanza.

-Huele bien! -exclamó su ayudante. Hora de probar amigo mio! -dijo con mucha alegría. Tomó un pedazo, se lo dió a Ganthis y éste dijo: -Es el manjar de los dioses, y tu tienes el secreto. Guárdalo muy bien, y no termines convirtiéndote en lo que hice. Amigo mío, la vida está llena de altibajos, pero la justicia es algo que el universo dará implícitamente. Nadie se va de aquí sin pagar. Gracias por tanto cariño.

Después de ésto, le apretó la mano. Tomó un último respiro, y murió.

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