sábado, abril 01, 2017

Un trozo de inspiración, Pt3

20 Años después, el tiempo había hecho de las suyas. Ya no se era joven, no corría la misma energía en las venas y las ganas se habían ido desvaneciendo. Las arrugas era cicatrices que venían marcadas como tatuajes en el alma.

Vivía en el bosque, en una casa de madera y algunas tejas, lejos de la urbe y del ruido. Sólo el aullido de los lobos en la noche eran la única compañía. Talaba algunos árboles para obtener la madera necesaria para subsistir en las noches cuando hacía frío y para calentar uno que otro alimento. Se visitaba de vez en cuando la playa la cual quedaba a 10 minutos de caminata para filosofar acerca de la vida, mirar el atardecer y contemplar la noche un rato.

-La vida es muy tranquila aquí- le comenté a un cangrejo que pasaba a mi lado. -Lástima que tenga que volver a la ciudad a hacer algún dinero pero te prometo que volveré-.

Para comprar víveres básicos, me dedicaba a choferear. Suena cliché el que te dediques a choferear, pero igual no se necesitaba de mucho dinero. Al menos no te conocen, no eres nadie, pasas desapercibido y no tienes que dar explicaciones u opiniones.

Llevaba todo tipo de personas. Todo aquel que necesitase un chofer. Algo asi como uber solo que llamaban a mi movil personal y recogia a la persona, la llevaba a donde necesitase y listo. Si tenia que esperar, eso era una tarifa adicional. No era la gran cosa, pero al menos el estrés era diferente (gasolina, repuestos de automotor y cosas asi).

No era el estilo de vida que me hubiera gustado terminar, pero al menos la tranquilidad es algo que no tiene precio.

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